Fue un encuentro intenso…por denominarlo de alguna forma. Cristina y Arturo nos impresionaron, no os voy a mentir, y el encuentro fue tan productivo que necesitaremos varios posts para entendernos y hacernos entender.
Poner las cartas sobre la mesa es difícil después de tanta pasión por la moda derrochada en una comida a cuatro.
«Siempre supe que me acabaría dedicando al mundo de la moda«, me aseguraba ayer Cristina mientras mi compañera y su marido charlaban en paralelo a nosotras. «Me gustaba el periodismo y acabé estudiando publicidad y trabajando en prensa, radio… pero al final acabé en el mundo de la moda que es mi verdadera pasión». Y sí, tras la charla puedo ratificar la verdad de sus palabras!
El aspecto de la pareja no dejaba lugar a dudas; su conocimiento del «fashion word» y su experiencia sobre el terreno los acreditan; él lleva desde los 15 años inmerso en el «monde de la mode».
Hace menos de dos años abrieron su tienda, By Helen, en la ciudad portuguesa de Valença. Ellos y su socia, una lusa con una amplio conocimiento sobre el comercio del país vecino, no han parado de trabajar, entre otras razones, porque su local llama la atención de cuantos turistas y compradores se acercan a la zona. «Varias tiendas vecinas nos copiaron el papel pintado de las paredes y lo tuvimos que cambiar!», nos cuentan divertidos.
Valença es «el paraiso de las toallas baratas» (esto es mío), una ciudad en la frontera con Galicia a la que se acercan cada fin de semana cientos de personas, «un 90% españoles de diferentes partes, no sólo gallegos». Un lugar estratégico, sin duda, para abrir una tienda especializada en moda, que no una tienda de ropa. «El trato directo, volviendo a los orígenes, característico del comercio tradicional, es muy importante para nosotros«, aseguró Arturo.
La reunión fue interesante en tantos sentidos que me cuesta enormemente resumir, pero para quién no lo sepa tengo que comentar algo esencial; la razón de la cita no se debió al interés evidente que estos dos empresarios de la moda despertaron en mi compañera y en mí, sino a cuento de aquel polémico post que despertó negativas pasiones. Cristina y Arturo eran dos de los «outfiters» que ilustraban mi texto.
«No me pareció ofensivo, pero inmediatamente comprendí que a muchas bloggers sí», me explicó Cristina. «La comunidad de bloggers es muy pasional y entregada. Hay gente estupenda y he encontrado incluso verdaderas amigas«, me explica. «Aunque claro, hay de todo», reconoce y argumenta, «como en el mundo real». Y aunque siempre lo he entendido, ahora más.
«Las generalizaciones no son lo mejor porque no todas las personas que hacemos outfits lo hacemos de la misma forma; yo uso el blog como una extensión de mi trabajo y de mi gusto por la moda, enseño lo que me llega a la tienda y si tengo tiempo pues me saco unas fotitos y las publico cuando puedo, pero ni Arturo ni yo nos lo tomamos muy en serio», me explicaba añadiendo que para algunas blogglers publicar a diario se convierte casi en algo vital. Y coincidimos; ahí estaría el problema de este tipo de blogs.
Pero en absoluto este tema dominó la conversación porque sus conociminetos sobre moda son tan amplios que las tres horas de conversación nos supieron a poco. Salvando mis dificultades para con la rúcula os diré que lo que más me impresionó del encuentro fue un momento que compartimos los cuatro (la mayor parte del tiempo hablamos de dos en dos). Arturo abrió su gran bolso y sacó una enorme revista. Se la conocía de memoria. «Esto es moda», dijo señalando a un modelo vestido con estilo «clown».
«Es rollo payaso y lleva años en la calle«, explicó. Nosotras coincidimos, ya lo habíamos visto. «Ahora las marcas comienzan a sacar prendas del estilo, colecciones copiadas de las aceras». Poco más había que decir. Así funciona la industria. Primero la originalidad sale a pasearse por las ciudades, las marcas lo roban, refinándolo (el look circus, estilo payaso ya está en Bershka, por ejemplo, pero tan refinado que se desvirtúa su esencia primera) y vendiéndolo a las masas.
La moda es polvo de acera, pero por mucho que las marcas lo barran los verdaderos «fashion lovers» siempre vuelven pisando fuerte. Cristina y Arturo son el claro ejemplo de que sí hay alternativa posible y desde aquí nuestro sincero agradecimiento por habérnoslo mostrado.
Enlace: The house of chic and cheap