Igual de eficaz que la píldora anticonceptiva, es un método hormonal sencillo y cómodo. Te lo pegas en el pompis, el brazo, el abdomen o la espalda.
Este anticonceptivo se suministra a través de la piel una dosis continua de las mismas hormonas que la píldora anticonceptiva (estrógeno y progestina), hasta el flujo sanguíneo por siete días.
Previene el embarazo de las dos mismas formas que la píldora anticonceptiva: inhibe la ovulación, es decir, evita que los ovarios liberen óvulos para su fertilización, y además hace más densa la mucosa cervical, dificultando la entrada del esperma al útero.
Debes empezar a usarlo el primer día de tu menstruación o el primer domingo después de que empiece tu período, tu médico te dirá cuándo, porque para «tomar» este anticonceptivo debes acudir a tu ginecólogo, que es la única persona que te lo puede recomendar y recetar. Debes cambiarte de parche una vez a la semana, el mismo día cada semana, durante tres semanas consecutivas, y en la cuarta semana no necesitas aplicarlo. La menstruación te llegará durante la semana sin parche.
El parche anticonceptivo es altamente confiable y seguro: si se utiliza correctamente, es igual de eficaz que la píldora anticonceptiva, es decir, tiene una efectividad del 99%. Ha sido aprobado por la FDA de los Estados Unidos (Administración de Fármacos y Alimentos). Pero debes tener en cuenta que el parche no protege contra el VIH y enfermedades de transmisión sexual.
El parche es muy delgado, liso, de color beige y mide cuatro centímetros cuadrados aproximadamente. Es un método que puedes usar fácil, sencilla, y cómodamente bajo la ropa. Tú puedes elegir dónde ponértelo: en una pompi, en el abdomen, en la espalda o en el brazo, y puedes usarlo en un lugar diferente cada semana. Con él puedes realizar todo tipo de actividades como nadar, bañarte o hacer ejercicio, pues no se desprende con la humedad o calor.
Sus efectos secundarios son similares a los de la píldora y la mayoría no son graves ni frecuentes: reacción en el área de aplicación, náuseas, infección de las vías respiratorias superiores, dolor menstrual o abdominal. Algunos de los efectos de mayor riesgo son: coágulos de sangre, derrame cerebral y ataques al corazón. Si fumas, aumentas el riesgo de graves efectos secundarios cardiovasculares.